sábado, 27 de marzo de 2010

Dos benefactores de la Humanidad.



Cuando cursaba la escuela primaria constantemente nos reclamaban los certificados de las vacunas que eran requeridos por las autoridades.
Había muchas vacunas por aplicarse: la antivariólica, la antidiftérica, etc. Y había otra que no nos causaba mucha angustia: la Sabin oral, que era administrada junto a un terrón de azúcar lo que convertía el proceso en un dulce trámite.
Eran años en donde la inercia de propagación de virus, seguía transmitiendo esa terrible enfermedad, a pesar de estar aplicándose desde hacía varios años la vacunaciòn correspondiente. Recordemos que la vacuna Sabin fue precedida por una sintetizada por Jonas Salk.
Las diferencias entre ambas: la de Salk estaba formada por el virus muerto y se aplica por un inyección intravenosa; la de Sabin por el virus vivo atenuado y como se mencionó anteriormente se suministra por vía oral.
La vacuna Salk redujo ostensiblemente los casos de poliomielitis, mientras que la Sabin está provocando su erradicación del mundo (todavía se reportan casos en algunos países).
Uno recuerda los noticieros de la época en dónde se daban a conocer los casos de polio que se habían registrado en el día (tal como mencionamos sí bien se vacunaba , como en toda enfermedad pasa un tiempo más o menos largo hasta que disminuyen ostensiblemente los casos y que desaparezca (y sí no tomemos el caso de la tuberculosis cuya bacilo fue descubierto en 1882 por Robert Koch).La vacuna BCG recién se empezó a aplicar en 1921.
Ni Salk, ni Sabin ganaron el Nobel de Medicina. También hubiera sido justo otorgarles el de la Paz. Y con un aditamento: Sabin renunció a todo derecho de patente por su descubrimiento.
Hay que acotar que tres científicos Thomas Weller, Frederick Robbins y John Enders descubrieron previamente la técnica para el cultivo del virus de la poliomielitis y recibieron por ese logro el Premio Nobel de Medicina en 1954. Hecho que muy importante para que Salk obtuviera la primera vacuna en 1955 y Sabin la segunda en 1961.
Jonás Salk y Albert Sabin: dos de los más grandes científicos del siglo XX. Dos benefactores de la humanidad, cuyos trabajos salvaron millones de vidas, en una centuria en donde tantos dictadores fueron la encarnación del mal.


En la foto superior el Dr Albert Sabin y en la inferior el Dr Jonas Salk.