miércoles, 10 de marzo de 2010

Lineamientos para la Escuela Secundaria (II).


Un par de entradas atrás nos referimos al tema de los nuevos lineamientos para la escuela media. Y dimos a entender que estamos de acuerdo con ellos, aunque mencionamos ciertas condiciones que deben acompañarlos para que sean efectivos.
En esta entrada nos referiremos a aquel que hace referencia al fin de las expulsiones de alumnos.
Sí hay una palabra fea es expulsar. Pero debemos aclarar en que contexto hablamos.
Expulsar en el sentido de no permitirle a una cantidad importante de compatriotas, iniciar o continuar con sus estudios básicos. Esto es por cuestiones sociales, familiares y económicas fundamentalmente.
Muchos niños y adolescentes no tienen dinero para concurrir al colegio, ya que se requieren de gastos mínimos pero de gastos al fin. O muchos deben trabajar para ayudar en sus casas (claro esto para los “más grandes”, hacerlo a menos de una edad determinada está fuera de la ley).
Muchos también no se encuentran motivados para el estudio y un dato que preocupa es el gran número de adolescentes que no estudia ni trabaja.
En otras épocas cuando a un chico el padre le notaba desinterés o bajo rendimiento escolar le decía:”O trabajas o estudias”. Y el chico tal vez se ponía a trabajar y en algunos casos hacía una buena carrera laboral. Muchos de ellos ya grandes, sienten que tienen una deuda con sí mismos y su familia y se anotan en planes de adultos para finalizar estudios.
Hoy en día la opción “o trabajas o estudias” es más difícil. Ya no hay tanto trabajo y para un joven urbano una de las posibilidades es conseguirlo en un local de las cadenas de hamburguesas, un delivery, o algo por el estilo. Ni siquiera cajero en un supermercado porque para ello se requiere título secundario.
Entre los lineamientos que comentamos del Ministerio de Educación de la Nación para la escuela media está el fin de la expulsión del alumno.
Ya en Ciudad de Buenos Aires eso existe, sí un alumno llega al máximo de sanciones efectuados por el consejo de convivencia de su colegio, o comete una falta muy grave, se lo separa del colegio y se le gestiona una vacante en otra escuela.
No queda claro sí algo así es lo deseado para todo el país. Tal vez sea algo similar.
Lo que uno se plantea es sí en todos los casos se debe proceder así. Sí es bueno que no haya no un castigo sino una sanción ejemplificadora para quien transgreda las normas.
Como alguna vez dijimos por “cuidar” a un alumno que comete faltas reiteradas y es sancionado suavemente, se descuida a treinta (sus compañeros) que se comportan correctamente.
En los países con más tradición democrática del mundo las sanciones son graduales según la falta y llegan a ser muy severas.
Nunca hay que olvidarse de los alumnos que hacen un gran esfuerzo y esos deben ser la guía.
Y aquellos que lamentablemente no se sienten a gusto en la escuela deben tener la posibilidad laboral (sí su edad lo permite). El Estado lo debe garantizar. Y alentar a esas personas con mejoras económicas y jerárquicas en su trabajo, en el caso de retomar y aprobar sus estudios.
Y por supuesto que ese Estado centre sus esfuerzos en los ya de por sí “expulsados del sistema”: los chicos muy humildes que con gran esfuerzo y poco estímulo en cuanto a su futuro estudian en los colegios. Y obviamente aquellos de todo el país que nunca empezaron la escuela o la dejaron prematuramente.

La imagen que acompaña esta entrada corresponde a Clarin.com del 18/02/2010.