domingo, 29 de mayo de 2011

El informe PISA sobre indisciplina.



















Nos informa el diario Perfil del sàbado 28 de mayo en artìculo de Cynthia de Simone (edición en papel y en Perfil.com)que "Los estudiantes argentinos son los màs indisciplinados del planeta".

El informe PISA del que tanto se habló a finales del año anterior, nos trae una nueva dudosa distinción. Según el mismo los estudiantes argentinos encabezan el ranking de indisciplina y desatención. El estudio según las informaciones toma en cuenta las interrupciones que sufren los profesores en sus clases y el tiempo que tardan los mismos en encauzar las mismas.

Le siguen a nuestro país los alumnos de Grecia y Finlandia (quien diría uno de los países con población tan respetuosa y alto nivel de vida).Por otra parte los más disciplinados son Japón, la República de Kazajstán y Shanghái (sí sabemos que es una ciudad, pero el informe lo considera así).

Hasta aquì un resumen (no textual) de lo publicado.

Algunos pensamientos sobre la cuestiòn:

Estamos de acuerdo en que la disciplina es fundamental para lograr éxitos en nuestra labor. Muchas veces lo señalamos en este blog. Lo interesante, como lo muestran los informes periodísticos, es que poca gente reconoce esos inconvenientes. Entre docentes de un mismo colegio es común charlar en sala de profesores sobre la indisciplina de algunos cursos. Pero cuando alguien de afuera nos consulta callamos sobre esas situaciones ¿Temor de demostrar falencias, debilidad? Incluso en el artículo mencionado se informa que al preguntar a profesores, preceptores y directivos la cuestión se minimiza.

Todos los que tienen por profesión la Educación saben lo difícil que es hoy el impartir enseñanza.
Códigos de convivencia que no se ajustan a la realidad, no acompañamiento de los gremios (cuando es fundamental para el trabajo docente hacerlo en un clima acorde), temor a muchos padres que en vez de hacer respetar a la Escuela y su comunidad a sus hijos, ante una sanción hacia ellos recurren a organismos oficiales para radicar quejas de todo tipo convirtiendo a los castigados docentes en victimarios. Eso sí, esos mismos padres son los primeros en poner el grito en el cielo cuando sus hijos fracasan en instancias superiores. ¿Quién tiene la culpa de ello? Y obvio, para ellos el secundario……….

Por supuesto que los docentes tienen una parte de la culpa, pero muchas veces la situación los supera. A veces es muy difícil poner orden en algunas aulas. Y ya es sabido el alto costo que tienen que pagar los profesores: problemas de salud, stress, baja de la autoestima, desgano, etc, etc.

¿Y cómo se soluciona esta situación?

Con firmeza. No permitiendo desbordes y falta de respeto. No tener miedo de aplicar una sanción. Terminar con eso de “nene te portaste mal, vas a tener que hacer un trabajo de investigación como medida reparadora” y listo.

Y como dicen muchos, los mismos alumnos agradecerán que se les pongan restricciones (no decimos límites para no caer en esa ya horrible frase hecha”los chicos piden límites”).Muchos de esos estudiantes son los que valoran la organización de esas casas de comidas rápidas en donde trabajan a la vez de estudiar y acatan sin chistar la orden de un “gerentito” que los supera en unos pocos años de edad ¿Por qué no aceptan un llamado de atención similar en el colegio? Y...... en el trabajo te echan y andá a conseguir otro……….

Y sí confunden autoridad, respeto, con represión, nuestra generación aparte de nuestras materias les puede explicar lo que fue la persecusión en otras trágicas horas de nuestra historia.

Lo peor que podemos hacer es no hacer nada en la cuestión disciplina. Porque como dijimos es una de las causas fundamentales de la baja del nivel educativo; el alumno, futuro ciudadano se forma en una creencia que puede hacer lo que quiera.

Los colegios con población más conflictuada y que más necesitan no sólo contención sino de ayuda a mantener una buena conducta son los más perjudicados. Esas escuelas son estigmatizadas como “bravas “y pierden alumnos año a año.


Conclusión: nos perjudicamos todos. Las normas de disciplina racionales, democráticas –no demagógicas-son lo mejor para todos: los alumnos y su aprendizaje, los profesores y su labor docente, los directivos y su gestión al frente de los establecimientos, los padres, el país.

Y en eso se debe pensar, especialmente nuestra clase dirigente. Es algo que conocen y que deben corregir independientemente de lo que muestre una encuesta internacional cuyos resultados ya conocíamos y no nos dicen nada nuevo.


La imagen que antecede esta entrada corresponde a la edición de Perfil.com del sábado 28 de mayo de 2011.