sábado, 30 de abril de 2011

Ser Director de una Escuela.

En otras épocas era un prestigio serlo. En los pueblos pequeños eran personajes destacados. Su presencia imponía respeto y a veces el temor que provoca un jefe, pero que además tenía experiencia en su función, prestigio y amor por la docencia.

Era el director o rector del colegio primario o secundario.

Hoy día esos cargos han sido desvalorizados.

En las escuelas estatales se tiene que ocupar de múltiples funciones. Cuando la principal de ellas tendría que ser la docente,es decir que se cumplan los objetivos del proyecto pedagógico, o hablando normalmente que los alumnos aprendan y egresen con el máximo de conocimientos y habilidades posibles.

Pero deben ocuparse también de la economía del establecimiento, que el colegio esté en buenas condiciones; tienen que poner la cara ante cualquier incidente que provoquen los alumnos en la vía pública, dar explicaciones a los padres ante quejas justificadas o injustificadas, responder oficios de supervisores u otros superiores, concurrir a reuniones, etc, etc.

Un profesor o profesora con muchas horas de clase y el máximo de antigüedad no le conviene económicamente ser directivo. Tiene que haber mucha vocación de servicio.

Tal las cosas hoy día personas muy capacitadas para la dirección prefieren evitar todos esos inconvenientes y mantener sus actividades docentes con sus respectivas horas cátedra de sus materias.

Seguramente las autoridades educativas sabrán (o no) de esta situación ¿No es hora de darles a los directivos todo el apoyo para su función y que de esta manera cumplan sus funciones sin presiones, sobrecarga de trabajo y tengan sueldos acordes con una función tan importante? Además de otorgarles una retribución acorde con tan alta responsabilidad.

Tengamos esperanzas.