viernes, 5 de febrero de 2010

Insultos en Internet y valorizar la Educaciòn desde el nacimiento.


Hace casi un año, en los inicios de este blog, se publicaba una entrada llamada “Patente para insultar”.
En ella nos referíamos al boom de ese momento, que perdura aún: el de las redes sociales.
Y escribíamos sobre el odio, mal gusto, mala educación, resentimiento, que se percibía en algunos de los integrantes, de los llamados “grupos”. En nuestro caso nos referíamos a aquellos en donde convergen ex alumnos de colegios que se reencuentran después de muchos años.

Comentábamos en ese entonces que esas personas, algunas cuyas fotos mostraban que ya habían pasado muchos años de terminar el secundario (lejos ya de ser adolescentes rebeldes, por lo general rondando los treinta años), se dedicaban a insultar, agraviar e injuriar de la peor manera a quienes fueron sus profesores del secundario.
Y el colmo de la bajeza: en algunos casos ofender a personas ya fallecidas

Y también decíamos que habían y hay muchas personas que recuerdan con emoción su paso por esa etapa de la vida. Otros la critican sin necesidad de llegar al insulto.
Sí lo desean pueden ir rápidamente a ese artículo, con este vínculo:

http://pensandosobreeducar.blogspot.com/2009/02/patente-para-insultar.html

O a la derecha en el archivo del blog, buscar en las entradas de febrero de 2009.

En estos últimos días esta impunidad ha vuelto al tapete. Unas palabras de un popular periodista político y deportivo hicieron mención a los comentarios agraviantes de algunos lectores, que se leen al final de notas o columnas de periodistas en distintos sitios de Internet.

Y el día miércoles 3 de febrero, Marcelo A Moreno se refiere al tema en su columna “Disparador” de Clarín. “El éxito del odio en Internet “, así la titula. (La imagen del título y autor precede esta entrada)

Y entonces algunas reflexiones más sobre la cuestión:

No puede haber moderadores en todos sitios que filtren este tipo de expresiones. Y sí los hay que actúen rápidamente.
En algunos o casi todos hay opciones de denunciar comentarios ofensivos, pero es demasiado el tiempo en que de tener suerte ese comentario es eliminado.
¿Qué se puede esperar del comportamiento futuro de un niño , sí lee o conoce de comentarios como los señalados en la introducción, escritos por sus padres? No cabe otra que ser pesimista sí crece en un ambiente con esos ejemplos.
Seguramente esas personas insultadoras son las que en sus trabajos o en charla de amigos, dan clases de ética, hablan que mal que está la educación, las cosas que se escuchan y ven en televisión, etc. Y los que no toleran que a ellos mismos se les falte el respeto.

Pero también es positivo de hacer notar la actitud de sitios o personas que en sus páginas o blogs anuncian que no permitirán la publicación de expresiones ofensivas.
En eso debemos estar de acuerdo todos. Y debería ocurrir desde un sitio con miles de visitas diarias, hasta el blog más humilde. Uno no entiende como a veces en medios tan prestigiosos, no se borran rápidamente algunos comentarios del tenor de los mencionados en esta entrada.
Y de última es bueno como dice una amiga, repitiendo la frase de una de las animadoras más famosas de la TV argentina: no leer directamente esos apartados.

Y por supuesto, todo empieza por la casa. La educación y el respeto que nos imponen nuestros padres desde que nacemos evitan llegar a esos extremos decadentes y de mal gusto.
Y esa educación básica se refuerza en la escuela. No se debe ser tolerante con los agravios y los insultos. Las sanciones disciplinarias deben ser ejemplificadoras. No basta con un acta de compromiso, un “me portaré bien”. ¿Cuándo trabaje ese chico en el futuro en un negocio o empresa, sì cometen una falta de respeto, lo tratarán tan benevolamente?

Siguiendo con la degradación de la tarea docente, hemos visto en videos subidos a Internet y reproducidos en la televisión como se falta el respeto, como se humilla a un docente. Y todavía hay que escuchar expresiones del tipo:”Pobrecito, andá a saber los problemas que tiene ese chico”, “Ese docente no puede estar en un aula”,”Debe ser una reacción a algún mal trato del docente”, etc.

La familia y la escuela, junto con los medios de comunicación deben ser los forjadores de la vuelta del respeto y la buena educación integral.

Porque como decíamos hace un año, además de ser víctimas de estos improperios, paradójicamente tenemos una culpa colectiva: el sistema educativo forma parte de quienes formaron a esas personas.
Lamentablemente.