jueves, 24 de septiembre de 2009

Instituto"José Manuel Estrada" de la Ciudad de Buenos Aires.


Corría el año 1986. Era un joven profesor de química con pocos meses de egresado del Instituto del Profesorado Dr Joaquín V Gonzalez. Conseguir trabajo en esa condición era muy difícil; en los colegios del Estado había poca movilidad y un recién recibido tenía pocas posibilidades de ser llamado usando los listados de inscripción de las juntas de clasificación docentes (que por otra parte eran muy poco utilizados en esa época).
Entonces quedaban los colegios privados. Y para ello recurría a los clasificados de Clarín. Y así fui entre otros a un colegio del barrio de Constitución que necesitaba un profesor de mi materia.
Fui atendido por una señora que amablemente me dijo que ya habían tomado una persona y me invitó a dejar un currículum para el caso de un futuro requerimiento.
Como no tenía uno lo redacté en el momento ya que lo único que podía reportar eran mí título de profesor y mis datos personales.
Ocho años después me llaman para ofrecer horas en el turno noche de ese establecimiento. Empiezo a trabajar y desde entonces estoy ahí.

Está ubicado en la Avenida Entre Ríos entre las calles Pavón y Constitución. Su domicilio es muy estratégico ya que tiene medios directos de comunicación con los barrios del sur (Pompeya, Villa Soldati, Villa Lugano) así como con el Centro de la Ciudad, Almagro, Once, Zona Norte, y muchos otros lugares. Además a dos cuadras se encuentra la estación Entre Ríos de la línea E de subterráneo.
Tiene ciento un años y tal como existe ahora - cooperativa de trabajo -cumplió sesenta y un años.
La historia de cómo surge esa modalidad de empresa es similar a lo que ocurrió en muchos casos luego de la crisis nacional del 2001.Desde su creación en 1908 había tenido distintos dueños. En 1948 la institución pasaba por una serie crisis económica y era inminente su desaparición. En diciembre de ese año su personal se constituyó en una sociedad cooperativa de enseñanza y tomó las riendas del colegio.
Los primeros tiempos cuentan que fueron muy difíciles. Había grandes gastos en mantenimiento del edificio y el personal aportaba para ello un porcentaje de su sueldo. Lo mismo ocurrió cuando se decidió ampliar las instalaciones lo que lo hizo uno de los colegios más grandes de la zona sur.
Su carácter de cooperativa de trabajo le permitió sortear la crisis antes mencionada de principios de esta década. La ventaja de ser cooperativa es que pagando los sueldos y manutención del edificio además de otros gastos el colegio puede funcionar. Un dueño u otra sociedad privada querrán además una ganancia o plusvalía, con sólo salvar los gastos no se conformarían.

Volviendo al comienzo, en esas épocas de búsqueda de trabajo fui a muchos colegios privados. Estuve en muchas entrevistas. Llené planillas, respondí cuestionarios ridículos.
Sentí lo que es recibir el clásico ”lo vamos a llamar” y después no recibir ningún mensaje para decir “tomamos a otra persona pero lo tendremos en cuenta” y de esa manera no extender la ansiedad y crear falsas expectativas. Esto es la falta de respeto hacia una persona que busca trabajo, acentuado en instituciones educativas que pregonan la excelencia, el respeto, la formación integral y muchas virtudes más¡Sí habrán vivido y viven situaciones similares miles de compatriotas!
En el Estrada nunca me sometieron a ningún interrogatorio, ni test, más allá de verificar sí cumplía con las condiciones para la función que debía cumplir. Sólo una breve y cordial entrevista inicial. Al poco de entrar supe que cuando se producen horas de clase vacantes se organiza un concurso y que lo mismos docentes eligen en la Asamblea anual una comisión de nombramientos para administrar junto a las autoridades del establecimiento esos concursos.
De manera similar se eligen representantes para conformar un jurado que se ocupará del concurso cuando se produce una vacante en algunas de las direcciones de estudio (hay una por cada turno).
Y que cada socio-trabajador-integrante de la cooperativa puede formar parte de una lista qué sí es elegida en la anteriormente mencionada Asamblea será miembro del Consejo de Administración del Instituto.

En lo que hace al trabajo diario se hace con libertad y responsabilidad. La tarea docente es supervisada, se observan clases, pero con el fin de mejorar la calidad educativa y nunca con un ánimo persecutorio.
Es por eso que el Instituto es muy valorado por sus integrantes y tiene un buen concepto en general en el ambiente docente de Buenos Aires. Lo mismo en sus ex alumnos. Muchos de ellos profesionales y con gratos recuerdos de sus pasos por el Instituto.
Lo que se verifica todos los años en el día del colegio (17 de septiembre, aniversario del fallecimiento de José Manuel Estrada) y en el acto de colación de grados de fin de año.