jueves, 17 de septiembre de 2009

El Liceo 3 de Barracas.




Lleva el nombre de José Manuel Estrada, de quien hoy 17 de septiembre se cumple un nuevo aniversario de su fallecimiento.
Está ubicado en la calle Arcamendia , un pasaje próximo a la intersección de Suárez y Vieytes en el barrio de Barracas. A unos cien metros se eleva el terraplén del ex ferrocarril Roca. El tronar del pasaje de los trenes hace interrumpir las clases a menudo en ciertas aulas, las que se ubican del lado oeste.
La zona parece haberse detenido en el tiempo, no muy distinta de lo que era cien años atrás. Razón por la cual es elegida por cineastas para rodar escenas de época en sus películas. Hace unos catorce años se rodaron secuencias de “El sueño de los héroes” de Sergio Renán sobre libro de Adolfo Bioy Casares. Unas cuadras más en sentido hacia Avellaneda, en la Estación Hipólito Yrigoyen se filmaron tomas de Sur dirigida por Pino Solanas.
El pintor Marino Santa María le cambio la cara a la calle Lanín, la primera en sentido hacia Montes de Oca desde la calle del colegio, lo que atrajo al turismo en los fines de semana y sobre una antigua fábrica textil se realizó una de las exposiciones anuales de Casa FOA, después de lo cual se reformaron las instalaciones y se construyeron modernos lofts. De todas maneras todavía no se percibe un incremento del movimiento en el barrio.

Volviendo al colegio fue uno de los Liceos de Señoritas de la Ciudad, que desde hace unos treinta años se volvió mixto como lo hicieron todos los colegios estatales de la Capital.
En el Liceo estudian alumnos humildes en especial de Barracas, la Boca, Parque Patricios y Avellaneda. Este es el año número 77 desde su fundación. Se ubica en el mismo edificio de la centenaria Escuela Normal N°5, cumpliendo sus tareas en el turno de la tarde.

No tiene aires de colegio de elite, ni mucho menos. Se sabe que la situación es difícil pero se trabaja con todas las ansias para que sus alumnos puedan tener bases para construir un futuro digno.
El comportamiento de los chicos es en general muy bueno, no son frecuentes problemas graves de conducta. Hay una buena relación entre todos los miembros de la comunidad educativa. Y los profesores, preceptores, no docentes que recién llegan son tratados como sí siempre hubieran sido compañeros de trabajo, algo no muy frecuente en nuestras escuelas.

Queremos para nuestros alumnos del Liceo y para la juventud en general un proyecto, pero no el burocrático, ese que se nos hace producir en los colegios y que es un conjunto de buenas intenciones. Lo que hace falta es una serie de ideas realizables en cuanto al futuro, pensar como se integrarán al país productivo los alumnos de hoy. Uno de estos chicos ¿Que es lo máximo que puede esperar de su porvenir? ¿Conseguir un trabajo, sin grandes pretensiones? No, nos resignamos a eso, deseamos que nuestros alumnos tengan el espíritu de progresar y de lograr una profesión, como lo desea el alumno de cualquier colegio sea del nivel económico y social que sea. Nuestros egresados tienen que estar en igualdad de condiciones con los que terminan en “los mejores colegios de la Ciudad”.

¡Por qué no es cómo en otras épocas en qué se era pobre, pero el estudio era un estímulo, algo que permitía salir del pozo!
Nosotros estamos dispuestos y tratamos que las cosas sean así. Queremos un País para todos, como aquel lejano en que un hijo de un pobre inmigrante que vino sólo con lo puesto, llegaba a ser un profesional, un comerciante, un obrero calificado, un ciudadano sin necesidades y que se sentía útil para la sociedad.