sábado, 20 de noviembre de 2010

Padres y Escuela.




Nos habíamos portado mal. Como castigo nos debíamos quedar después de hora ¿Qué significaba eso? Más o menos media hora más en el colegio después de la de salida.
Generalmente ese tiempo formábamos en silencio y cuándo la maestra o directivo (sea primaria o secundaria) lo decidía volvíamos a casa.

¿Los padres se quejaban ante eso? No, incluso se enojaban por nuestro mal comportamiento.

Hoy eso no ocurre, las autoridades con razón saben que una situación así puede ocasionarles una denuncia que en algunos casos es por “privatización ilegítima de la libertad” (sí aunque parezca extravagante). Esos mismos padres que en algunos casos, cuando van a hacer un trámite al colegio no saben ni en qué año están sus hijos.

Recuerdo que en otra época a una persona conocida, el mejor alumno y abanderado de un colegio muy importante se lo sancionó con amonestaciones. Motivo: reírse en la formación antes del inicio de las actividades e ir a clase. Eso redundó en la pérdida de ser portador de la Bandera. Y estamos hablando de reírse o sonreírse, no de emitir una sonora carcajada. Esas sonrisas o charlas que se ven hasta en los protagonistas de actos protocolares muy importantes (empresariales, gubernamentales,polìticos, etc).

Hoy en día la disciplina se ha relajado mucho en los colegios. El miedo a los alumnos, a los padres, el temor de ser denunciados; hasta ha habido casos de padres que presentaron recursos ante la justicia por una prueba que consideraban mal corregida .

Y no sólo es un problema argentino. Hace unos meses circuló por e mail una muy gráfica historieta en dos cuadros: una era en 1969 los padres recriminaban a su hijo delante de la profesora o maestra sus notas presumiblemente bajas, en el otro cuadro los padres hacían lo mismo pero el reproche era hacia su docente.
¿Tiene solución esta situación? Sí volviéndole a dar autoridad al colegio. Respetar las decisiones de los docentes y autoridades.

Claro que para una señora de la clase alta, de un colegio de tanto nivel (en cuanto a su cuota no a su calidad) no le es tolerable que un maestro, profesor, preceptor o director sancione a un hijo suyo sí cometió una inconducta ¡Cómo hace eso una persona de un estrato inferior al mío! pensará.
En ese caso el nivel del docente será inferior en lo económico, pero superior en lo moral.
Pero sí esa señora tuviera un poco de sentido común, ese proceder del colegio es lo mejor para su hijo. Es lo que le ayudará a respetar a toda persona. Que lo convertirá en un hombre de bien.