sábado, 2 de octubre de 2010

Dar libre el secundario.











El examen era muy extenso. Había un bolillero como el de las loterías.El alumno sacaba una bolilla cuyo número correspondía a una unidad del programa que debía desarrollar toda, de pe a pa.

Y el examen sí no era respondido perfectamente, debía ser algo que se le acerque mucho. El aprobar era muy. Podía s exigente. Podía ser con siete, seis, cuatro, pero en realidad era, por decir algo, responder correctamente un 90 % del examen.

Así de difícil era un examen libre. Quien llegaba a esa instancia era generalmente por una enfermedad como hepatitis que lo dejó en situación de no poder seguir en condición de alumnos regular.

También en algún caso se daba el caso del chico o de la chica,”genios”que sus padres deseaban que terminen sus estudios cuanto antes, algo innecesario, que mejor que cumplir etapas y no sobreexigir a una persona que en el caso de un fracaso se lo puede tomar de una manera impredecible.

Hoy día es muy común encontrar alumnos que dejan sus estudios regulares y argumentan que pasarán a rendir libres. En algunos casos piensan dar libres las materias del año en que están cursando y en otros el resto del secundario.

Pueden haber múltiples razones en esa decisión, algunas comprensibles: tener que trabajar, atender un familiar enfermo o cuidar de algún hermano menor.
Pero lo ilógico es hacerlo por no soportar el trajín diario y pensar que rindiendo libre el asunto va a ser mucho más llevadero.

Un sólo examen equivale a un año lectivo en que no sólo se rinden exámenes escritos, se hacen trabajos prácticos, de laboratorio, se escuchan decenas de horas de clases sobre los temas de la materia, se realizan salidas didácticas, se asisten a algunas charlas de especialistas en algunos casos en el colegio y en otros fuera de él. Se socializa con compañeros, docentes.

Se aprende a desenvolver en diversas situaciones, expresar, defender ideas, dar explicaciones.

Algo distinto son los bachilleratos libres para adultos y otras opciones que tienen en general los alumnos mayores para terminar sus estudios mediante exámenes libres y con la posibilidad de tutorías en donde puedan ajustar su preparación con vistas al examen respectivo. En estos casos se trata de facilitar la obtención del título a miles de personas que con la obtención del mismo podrán tener más posibilidades de ingresar, mantenerse o progresar en el mercado laboral o porque no de iniciar estudios terciarios.

Y en cuanto a la cuestión del comienzo, se debe limitar la posibilidad de rendir libre el secundario. Debe estar justificado y se deben cumplir requisitos. Sí no se caerá en facilismo.

Y de esta manera se valoriza el título: de quien lo cursó regularmente y de quién las circunstancias hicieron que lo rindiera en exámenes libres.