sábado, 28 de agosto de 2010

Milagros.



















La nota apareció en muchos medios hace unos días. Un gran porcentaje de los argentinos cree en los milagros. Y de todos los niveles educativos. El título pertenece a clarín.com y está basado en el resultado de una encuesta de la Universidad Siglo XXI.

En nuestras clases de ciencias duras, cuando introducimos los métodos de ellas, valoramos a las religiones y sus principios e influencia sobre la moral y la vida de las personas.

Pero eso no significa que se deban mezclar unas con otras; la religión puede y debe involucrarse en los hechos científicos. Pero la ciencia no puede discutir con sus demostraciones argumentos religiosos. Sí no se terminan en conflictos sobre la evolución, la edad de la Tierra y el Universo, el diluvio universal, etc.
Y muchos científicos fueron y son religiosos. Que mejor ejemplo que tal vez el más grande de ellos: Albert Einstein.

Sí un profesor en un examen pregunta a un alumno el porqué un combustible genera energía y éste responde” es un milagro” seguramente no se aceptará esa respuesta y no por eso es antirreligioso.

Ahora tal vez tese mismo docente pedirá a Dios o rezará por la recuperación de un amigo o familiar que esté pasando un mal momento personal.

Cierta vez un amigo tenía un problema de salud que aparentemente requería de la atención de un médico. Cuando se lo hice notar, me dijo que el Señor lo protegía.
La situación se agravó con el tiempo y debió ser intervenido quirúrgicamente. Al verlo posteriormente le dije “viste que tenías que ir al médico” y él respondió “Sí lo necesitaba y me ayudó, pero quien guiaba sus manos era Dios”. Una actitud fabulosa porque acudía a la ciencia pero sin dejar de valorar y priorizar al supremo. Cuando la situación es desesperante se pide la intervención divina.

Y muchas veces las cosas mejoran en muchos ámbitos cuando nadie lo esperaba. Y se habla también de milagro. El más mencionado “el milagro alemán “luego de la Segunda Guerra Mundial. Ahí también el religioso puede asignar a Dios tal recuperación, en este caso guiando a estadistas como Konrad Adenauer.

También se habló de milagro en la supervivencia de muchos de los integrantes del club de rugby uruguayo cuyo avión cayó en los Andes en los ´70.Y en estos días también los medios consideran un milagro que hubo contacto con los 33 mineros atrapados bajo 700m de profundidad en una mina de Chile. Todo el mundo ruega que puedan salir todos sanos y salvo. Muchos rezan por ellos y por el trabajo de los equipos de rescate con medios de alta tecnología, tal así es que se informa de asesoramiento de la NASA.

En ciertas situaciones cuando las posibilidades de superar una enfermedad, un conflicto económico o social, u otros y eso es remoto pero se resuelve felizmente aunque haya habido una ínfima posibilidad, se habla que fue un milagro. Y lo es, pero estadísticamente era una de las posibilidades.

Conclusión: es bueno creer y rogar por un milagro. Pero no dejemos de lado a las Ciencias y a nuestra participación activa.

Seguramente a Dios le gustará ésto último y nos guiará en el buen camino.

(La imagen que antece la entrada, corresponde a la noticia publicada en clarin.com).