sábado, 12 de diciembre de 2009

El celular en el Aula.


Que uno recuerde aparecieron en los colegios por parte del personal al principio de los noventa. Era un servicio costoso pero no tanto como en sus inicios en donde poseer un celular equivalía a tener un auto 0 km.
Entre sus primeros poseedores había de todo en cuanto a su conducta al usar ese nuevo aparato. Uno recuerda a aquellos que entraban a la sala de profesores a los gritos con su celular en la oreja. Tilinguería como decimos en Argentina.

Pasan los años y la baja de los precios los hace accesibles a todos. Incluyendo a docentes y alumnos.
Las aulas se llenan de teléfonos móviles y el molesto sonido de llamada es cada vez más frecuente.
Se debate sobre la postura a tomar. En todos los casos se prohíbe el uso, pero muchas veces no se cumple; otras el alumno pide por favor que espera un llamado importante de su madre y nuestra sensibilidad hace permitirle en esos casos que atienda.
Cuesta tiempo a que acostumbren a usar el modo vibrador (por lo menos sí lo dejaron encendido por olvido que no altere la clase). Al mismo tiempo aparecen y se incrementan los mensajes de textos.Que en una mayoría de los casos se usa para comunicaciones intrascendentes, incluso para mensajes entre compañeros del mismo aula. Algo que los alumnos hacen disimuladamente.

¿Y los profesores?
Sabemos que hay (tal vez una minoría) que hablan y envían mensajes desde el aula.Sin ponernos en la pose de faro moral de occidente: pésimo ejemplo.
En una reunión de personal de uno de los colegios en los que trabajo se planteó esta última situación. Una docente explicó que tenía el celular prendido por sí la llamaba su pequeño hijo y otro compañero alegó que la relación docente alumno es asimétrica, que lo que está prohibido para un alumno no necesariamente lo tiene que estar para un docente.
¿Y qué pensamos?
Sí la relación es asimétrica, por eso el docente debe dar el ejemplo y no hablar por celular ni enviar mensajes desde el aula.
Sí espera alguna llamada pedir permiso (sí pedir permiso) a los alumnos para atender.
Y hablar en voz muy baja o retirarse del aula para hacerlo sí es una llamada que piensa importante.

Y también hay quienes argumentando que ya es un hecho, una costumbre irreversible el llevar celulares al colegio, entonces aprovechar para que los alumnos saquen provecho de su uso . Por ejemplo usar sus cámaras, mp3, etc, para grabar un corto para Literatura, fotografiar especies para Biología, etc.
O usar sus calculadoras incorporadas cuando olvidaron las suyas para los ejercicios de Física, Matemática . Opinión válida pero limitada a algunas materias y casos como los comentados.

Y otra cuestión crucial: en todos los reglamentos o códigos de convivencia se prohíbe el uso del celular en clase, en alguna provincia directamente la norma es una disposición del ministerio de Educación respectivo.
¿Qué hacer cuándo la norma no se cumple?
Que se aplique la sanción correspondiente.

Nunca le pasó que está hablando con una persona, suena el celular de ésta y pidiendo permiso o no interrumpe la conversación. O escuchar esos ringtones (algunos espantosos) que nos hacen sobresaltar en colectivos, salas de espera o en alguna confitería. Bueno después uno comprende cuando en una clase suena un celular, sí ese es el ejemplo que brindan algunos padres. Son ellos quienes deben educar en estas cuestiones a sus hijos desde pequeños. En Internet aparecen algunas reglas de etiqueta en cuanto al uso de celulares. Aunque algunas son de sentido común y de una buena educación elemental.Claro que de estas cosas muchas personas no se hacen cargo.

Después es muy fácil criticar al docente de todo. Incluso de aquellas conductas que no le supieron inculcar quienes son los responsables de lo que siempre se llamó la primera escuela: El Hogar.