viernes, 12 de agosto de 2011

La escuela es para todos.






Hace unos dos meses vino gente de una oficina del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, a una de los colegios en los que me desempeño, par a realizar una encuesta que centraba sobre el tema Inclusión.

Es así que estuvimos exponiendo, más que respondiendo a preguntas puntuales sobre este tema tan central en estos momentos del país.
Es prioritario que no quede nadie fuera del sistema educativo. Un chico que no está en el colegio, corre los riesgos al seguramente estar todo el día en la calle.
Pero ello no quiere decir que el colegio sea, como se lo llama a veces con ironía, una “guardería”.

Se debe estar en el colegio y sacar provecho de él. Se le debe exigir al alumno en estudio y en comportamiento.
A veces se teme que al exigirle demasiado o al ser muy severo con una sanción a una falta, el alumno abandonará el colegio. Nada más equivocado. Tal vez lo abandoné sí percibe que no recibe nada de la institución, hablando en formación académica e integral.

El colegio debe ser comprensivo con las dificultades económicas, sociales, humanas del alumno. Pero se le debe exigir como a cualquier chico de otros colegios del sistema sin esa problemática.

Los alumnos de colegios humildes tienen las mismas capacidades que los de los “mejores colegios”. Sólo que tal vez una vida más difícil hizo o hace que no las puedan desarrollar.
Y es digno de destacar el hecho que todos los alumnos de escuelas públicas reciban su netbook. Y por supuesto que los colegios cuenten con la infraestructura (léase tengan internet en todas sus aulas), para que ellos les puedan sacar su máximo de provecho.

Y que la inclusión se dé en un panorama general de justicia social, de plena ocupación para sus padres, de viviendas dignas, de posibilidad de realizar pasantías e ir conociendo el mundo laboral.

Porque inclusión en el único sentido de estar en un colegio, eso sólo no alcanza. Pero tenemos la esperanza que eso no va a ser así, sí no en el sentido antes mencionado.

Y así los chicos sabrán que el futuro no sólo es un modo verbal.